terça-feira, 13 de janeiro de 2009

Navidad en India. "No había lugar para ellos en la posada"


Aún en fuga en los bosques miles de víctimas de los asaltos anticristianos. Las autoridades vaticanas se movilizan para contrarrestar el fanatismo hinduista. Pero sobre el terrorismo islámico son esquivas. El islamólogo Troll denuncia los riesgos de esta inercia

por Sandro Magister

ROMA, 13 de enero del 2009 – En las áreas de Orisa que han sido teatro de ataques anticristianos estas fiestas de Navidad pasaron sin incidentes de relevancia. Lo opuesto de lo que ocurrió en la Navidad del 2007, cuando más de cien iglesias y un millar de casas fueron devastadas y quemadas.

Pero cerca de 20 mil cristianos del distrito de Kandhamal, epicentro de los ataques, siguen manteniéndose lejos de sus poblados, de los que fugaron entre agosto y setiembre. Sus casas fueron destruidas y sobre todo no se sienten suficientemente protegidos. Viven en tiendas en los márgenes de los bosques, en una decena de campos de prófugos. La policía está cerrando los campos uno por uno, forzando a los desplazados a regresar a cambio de 10 mil rupis (cerca de 150 euros), 50 kilos de arroz y un rollo de plástico para protección.

El 4 de enero la corte suprema de la India – después de haber dado audiencia al abogado del arzobispo de Bhubaneswar, Raphael Cheenath – ha criticado al gobierno de Orisa por la tardía y débil reacción al ataque anticristiano del verano pasado, y le ha ordenado de manera resuelta que "renuncie si es incapaz de proteger a las minorías". En el gobierno de Orisa están el Bharatiya Janata Party y el Biju Janata Dal, o sea dos partidos de referencia de los hinduistas autores de las agresiones.

En las mismas horas en que la corte suprema ha emitido su pronunciamiento, en el barrio general de la policía en Cuttack sor Mena Barwa, la joven religiosa que fue violada el 25 de agosto en el caserío de Nonagon por un grupo de fanáticos, reconoció a dos de quienes la violentaron, entre los diez que están arrestados.

Pero John Dayal, presidente del All India Christian Council y del United Christian Forum for Human Rights, advierte que, a cuarto meses del los ataques, los riesgos de un reinicio de las violencias siguen siendo elevados. Especialmente después que de que a fines de enero los 6 mil agentes federales enviados por las autoridades centrales de Delhi abandonaron Orisa.

Benedicto XVI, en el discurso sobre el estado del mundo dirigido el 8 de enero al cuerpo diplomático, dedicó a la India solamente dos fugaces referencias, la primera aludiendo a las matanzas terroristas de fines de noviembre en Mumbai, la segunda a los ataques anticristianos en Orisa. Pero ambos hechos preocupan seriamente a las autoridades vaticanas.

En relación al extremismo hinduista, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del pontificio consejo para el diálogo interreligioso, se expresó de la siguiente manera en una entrevista dada a "L'Osservatore Romano" del 4 de enero:

"Para entender la dinámica de los hechos se debe remontar a 1989, cuando el Partido Nacionalista Hindú subió al poder en el estado de Orisa. Más que un conflicto de naturaleza religiosa, se trata de un problema de impronta social y política. A los católicos se les acusa de ocuparse de las castas inferiores que constituyen la mano de obra para las castas superiores. Al cristianismo se le acusa del hecho que ello es también un factor de emancipación social. Obviamente, nosotros católicos proseguimos con el diálogo. Un diálogo, conviene subrayar, que es llevado adelante sobre todo por la Iglesia local, bajo la atenta guía de sus obispos, con la ayuda del nuncio apostólico. Yo mismo tengo la intención de ir a India en los próximos meses para un encuentro con los obispos y líderes religiosos hindúes para establecer los términos de la situación. De todos modos, seguiremos pidiendo respeto continuaremos a pedir el respeto de la libertad religiosa que supone el respeto de la libertad de conciencia, o sea la posibilidad de escoger la propia religión o de cambiarla, de practicarla en privado y en público. En cambio, se debe desarrollar en paralelo otro diálogo con las autoridades políticas, cuya tarea es la de asegurar las condiciones de una real y efectiva libertad religiosa, sin discriminaciones o segregaciones, en la libre adhesión a una comunidad religiosa organizada. Todo esto y no es nada menos que lo que pide el derecho internacional y de las convenciones internacionales, a los que por lo demás, la India se adhiere. Y, en fin, compete a cada gobierno garantizar la seguridad física de sus ciudadanos, sobre todo cuando parte de ellos es víctima de violencia física, como en el caso del cual hablamos. Pienso, desde el punto de vista práctico, que todos tenemos interés en un efectivo respeto de la libertad religiosa: los creyentes que se sientan respetados y defendidos en la profesión de la propia fe estarán más dispuestos a colaborar al bienestar material, social y espiritual de la sociedad de la que son miembros para todos los efectos. Quisiera recordar que las violencias injustificables de las que hablamos no se refieren a la mayoría de los hindúes y de sus jefes, tradicionalmente pacíficos. Es por esto que en mi mensaje con ocasión de la reciente celebración del Diwali, quise reafirmar la necesidad de que cristianos e hindúes trabajen juntos a la luz del común principio de la no-violencia".

Por lo que se refiere al terrorismo musulmán en India, las autoridades vaticanas son más esquivas. Entre cristianos y musulmanes de la India, no ha habido en los años pasados fricciones particulares. Más aún, en varias ocasiones estas dos minorías se han visto aliadas tanto al combatir las discriminaciones de casta, como en el defenderse de las agresiones de los hinduistas fanáticos.

Pero el ataque terrorista de Mumbai ha cambiado peligrosamente el cuadro. Lo ha proyectado a una escala internacional. Sus organizadores tenían su central en Pakistán y el enemigo al cual atacar era en definitiva el Occidente judeo-cristiano. Y ello en India ha vuelto a dar vida al Islam más puritano y combativo, el de los madrazas de Deoband, el de los discípulos de Mawdudi: un Islam en permanente conflicto con el "mundo de lo negativo", con la "jahiliyya" que en el Corán remite al mundo de los faraones y al politeísmo, pero que hoy es identificada con Occidente.

De la lección de Benedicto XVI en Ratisbona en adelante, esta destructiva relación entre el Islam y la violencia es un nudo crítico del diálogo que con esfuerzo se está conduciendo entre la Iglesia católica y exponentes musulmanes.

La India sería un terreno ideal para desarrollar este diálogo. Aquí el Islam es multiforme y hereda una historia también variada. Los mongoles musulmanes del siglo XVI instauraron con el hinduismo una relación pacífica. Y en tiempos muy recientes cristianos y musulmanes han actuado juntos para reivindicar sus derechos ciudadanos, amenazados por el fanatismo hinduista.

¿Pero en realidad qué está sucediendo? El jesuita alemán Christian W. Troll, profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana y en la Sankt Georgen Graduate School de Frankfurt, uno de los islamólogos más escuchados pro Joseph Ratzinger, después de haber participado en Roma al primer coloquio del Forum católico-islámico nacido de la carta abierta "A Common Word" dirigida al Papa en el 2007 por 138 exponentes musulmanes, ha viajado a India por razones de estudio y allí ha descubierto que no se ha hecho nada por mejorar las relaciones entre las dos comunidades, precisamente ahora que más que nunca se tiene necesidad de ello.

Troll ha encontrado en India varios exponentes cristianos y musulmanes, obispos, sacerdotes, profesores y rectores de seminario, maestros y dirigentes de escuelas coránicas. Pues ninguno de estos tenía el más mínimo conocimiento de los pasos de diálogo que hasta ahora se han dado en Roma y otras partes. Tanto en la Iglesia católica, como en la comunidad musulmana de la India ninguno había hecho nada para difundir el conocimiento de la carta de los 138, las intervenciones de Benedicto XVI sobre el tema y los encuentros interreligiosos hasta aquí realizados.

"Todo esto es trágico", ha comentado Troll. "En India, cristianos y musulmanes son minoría y esto constituye un imperativo más para que ambas vivan en armonía. Es pues de fundamental importancia que las iniciativas de diálogo a alto nivel, en los que han participado un número significativo de líderes cristianos y musulmanes, sean comunicadas en ámbitos siempre más amplios de las comunidades de ambas religiones. Hermosas declaraciones comunes a nivel internacional aumentan las expectativas. Pero si no son actuadas, si ni siquiera se hace un esfuerzo por llevarlas a la acción, los resultados serán la frustración y el ridículo".

Traducción en español de Juan Diego Muro, Lima, Perú.

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Fonte: Chiesa